lunes, 4 de junio de 2012


"Mis padres me dijeron que mentir está muy feo"

LA HORA DE LA VERDAD…


 Qué curioso esto: nunca había tenido que hacer una crítica constructiva a ningún profesor. Curioso, ésa es la palabra que define el curso: curioso. He de hablar con sinceridad pero con tacto, ya que, por muy constructiva que sea la crítica, estamos hablando del trabajo de una persona que se dedica a enseñar: un trabajo muy difícil y especial…lo sé a través de mi madre, que es del mismo gremio.
Empecemos así: BIEN, sé lo que estás pensando: quieres y deseas con todo tu ser saber qué pensamos sobre ti, tus clases, tus manías… y no seré yo quien te lo arrebate cruelmente. De algo te enterarás, a poco que leas, además de no perder el tiempo (que nunca es perdido) y ver aportado un granito de dignidad a tu persona.
El hecho de atreverse a leer tropecientas mil críticas a tu forma de dar clase mezclado homogéneamente con tu persona es de ser un tío muy duro, y mira que eso sólo lo hay en Villaverde…Al menos yo quisiera poder hacerlo también sin deprimirme lo más mínimo, pero supongo que esa seguridad sólo la tenéis los profesores, ya que estáis expuestos diariamente a las opiniones de adolescentes en colmena, y mira que nuestros aguijones clavan hondo. Pero no, no no: you’re not my hero (viva el bilingüismo), no te lo tomes a mal (estoy segura de que no lo harás).
 Si se me permite el lujo de analizar al profesor de ética que yo conozco, con todos mis respetos, (afirmaría, [o, mejor dicho, tengo la esperanza de que sea así] que el que se pasea por la calle no es el mismo) me parece que hace la clase muy divertida con sus llamadas de atención constantes, sus paréntesis psicopedagógicos y altamente intelectuales sobre su perro y su odio a los pantalones cortos, sus gritos de tenor bien desayunado y sus extravagantes dotes de adivino (sabiendo en todo momento cómo pensamos todos).
 Quisiera hacer un punto y aparte para hablar de sus cualidades de pedagogo; pero, aunque esté muy feo llevar la contraria, yo discrepo enormemente. Me he preguntado: ¿Es la humillación la clave de la pedagogía? Si se utiliza como arma esporádica (tal es el caso), resulta fructífera, pero si se usa como herramienta diaria no se obtendrán los resultados esperados. Y todo esto lo cuenta una futura maestra (de esos seres repugnantes llamados niños). Que la vida se extinguiría sin ellos es lo que obtenemos al aplicarlo  al lenguaje de Kant.
A mí me gusta que me traten como adulta. Es más, desde pequeña siempre han dicho de mí que parecía mayor de la edad que tenía. Ese comentario no me ha molestado nunca. Adulta, sí, pero con un toque infantil. No me importa asumir tareas de adulto siempre que obtenga de ello algunas recompensas de vez en cuando: ¿Podría ser una chocolatina? O quizás un ¿qué tal? ¿Cómo estáis hoy?
 Lo diré con toda la suavidad posible, pero la clase de ética ha creado en mí una extraña sensación de que no se puede  preguntar dudas y yo, que soy tan curiosa, a veces he percibido que mis cuestiones no han sido resueltas en algunos de los temas tratados y he echado de menos una actitud abierta hacia el diálogo sin miedo a una rebelión del alumnado por este privilegio.
 Mención aparte merecen las retahílas bien aprendidas, pero de tan bien aprendidas y rápidamente citadas, ininteligibles.
 Por otro lado: el blog. Pedazo de idea para hacernos reflexionar sobre aquellos temas que nunca nos plantearíamos por nosotros mismos, además de una buena excusa para hacer algo que me encanta y que no hago si no se incorpora a mis obligaciones por carencia de tiempo: ESCRIBIR. Por todo lo demás ha sido un curso correcto, desde el punto de vista de la estructura, exámenes y demás.
 Y ahora sí, tras el grito de “alabanzas, gritos de júbilo y satisfacción, dibujos, comentarios…”: podrías probar con las pajaritas de lunares, éticas y estéticas.
 Esto es todo lo que puede objetar una “villaverdera”( alias: habitante de Villaverde) sobre un curioso cuarto de la ESO en la asignatura de ética y , con todos mis respetos, hacia el que ha sido mi profesor.
Y sin más: See you on Thursday.

miércoles, 2 de mayo de 2012

NO, NO SOY LADRÓN: TENGO MI PROPIA ÉT


¿Qué me dirías si nos topásemos por la calle y yo me comiera la apetecible piruleta que lleva tu bebé de la mano? Ya… yo ya… respondo: “Debería darte vergüenza, con tu edad. Así va España con gente como tú.” Y entonces yo, si tuviera los reflejos oportunos en ese momento, podría decir: “De eso nada: yo defiendo el relativismo subjetivo, y para mí esto es bueno. Además, desde pequeños ya se los puede ir acostumbrando a que les roben. Así no se sorprenderán cuando vayan al banco.”
Y de esta forma me iría con la cabeza alta. De todas formas, ahora que lo pienso, este relativismo me da que no está muy bien visto, ya que si la policía te viera, no se andaría con tonterías. Cierto es que si todos fuésemos por ahí haciendo lo que nos placiese, este mundo sería un caos (más de lo que ya es, entiéndanme).
  Añadiendo que la persona en cuestión, en este caso, yo (la ladrona de piruletas), siempre saldría ganando, al igual que al utilizar la retórica, y por lo tanto para esa persona en cada momento haría el bien, lo que implicaría que pensase que nunca se equivoca, lo que le llevaría, probablemente, a ser demasiado feliz. Todos hacemos el mal en alguna ocasión, así que esto rompería nuestros esquemas. Me saldría con la mía en cualquier circunstancia, si nadie me lo impidiera. No, decididamente, no apoyo esta teoría, porque seríamos altivos y felices falsamente. Lo que te ocurre no es bueno para ti ni tu madurez y, sin embargo, como tú desconoces que eso sea malo, te gusta.
  Y ¿que me dicen si cada grupo de amigos, cada colectivo dictara sus buenos y malos actos? Está claro que para cada grupo, dependiendo de la edad, gustos, intenciones y demás, serían muy distintos. Los jóvenes propugnaríamos que está mal acompañar durante el paso de cebra a la petarda de la anciana marchosa que se va a jugar al bingo y que parece que no se da cuenta de que no puede apenas moverse, ya que va sola. Solemos tener mucha prisa y aquello se hace eterno. Otro caso de que hacer el bien no da la felicidad.
  Además, habría que decidir si unas u otras sociedades tienen más peso que el resto, porque en las desavenencias que surgieran no se podría dar la razón a unas u otras. Estaría bien que se hicieran luchas verbales, a ver quién argumenta mejor o algo así. Ya no se me ocurre nada más para repartir la razón que no sea el tan aceptado soborno: “te doy un jamón si me das la razón cuando atraque el Caja Madrid”. Sería muy divertido, pero volveríamos a lo de siempre: ganan los que tienen pelas. Eso siempre ocurre, no hay ni que planteárselo, ya se las apañarían en cualquier teoría para salir victoriosos.
  Quizá los ancianos defendieran que en las discotecas no debería estar mal vista su entrada. No me imagino la situación, realmente. Supongo que al principio se me haría gracioso, pero sólo hasta que mi abuelo comenzara a bailar la jota del pueblo, elevando las piernas hasta que casi se le desencajara la rótula. “Venga, Nereilla, únete”
  Cambiemos de tema, digo…de teoría sobre los valores.
  Probablemente el universalismo sea la teoría menos problemática, ya que no habría discrepancias cuando alguno hiciera de las suyas. Mucha gente tendría que ceder, cierto es, pero no habría dudas a la hora de meter a las personas que se lo merecieran en la cárcel (aunque sea para garantizarles su estancia en el Rich durante poco tiempo).
  Supongo que entonces esta opción es la que apoyo, aunque es con la que más perdemos todos. Iré ahora mismo a comprarme una buena piruleta, de esas tan monas de corazón. Aunque no me sabrá tan buena como si se la hubiera quitado a aquel mocoso llorica. De verdad, los niños de hoy en día son unos blandengues. Ya les mandaba mi abuelo a hacer la mili.
 Aunque, pensándolo bien, en España ya se utiliza el Universalismo y muchos, muchos no respetan lo que para el resto está bien o mal. Ya me imagino el próximo caso Gurtel o parecido: “mi cliente no es un ladrón ni ningún tipo de “aprovechao” de Valencia, solamente apoya el subjetivismo cultural. Él y el resto de diputados no vieron nada de malo en trajearse a costa de la población, ya que ésta sólo iba a utilizar el dinero para buscar sprays anti-mosquitos”.
Atención, punto importante: no se debe cambiar de pareceres según nos convenga en cada situación, no tengamos cara.

domingo, 4 de marzo de 2012

NO TE ENGAÑES: ROBAR ES ROBAR

           
Me resulta especialmente complicado este artículo por mi situación personal: no tengo Internet en casa. Puede parecer arcaico, lo sé, pero no sólo vivo sin él, sino que estoy perfectamente cuerda y con la cabeza bien amueblada. Sí es cierto que, de vez en cuando, a la hora de hacer trabajos rebuscados que no aparezcan en enciclopedias, tengo que pedirles a mis padres que me descarguen la información de Internet, pero veces contadas. No echo en falta esta herramienta alternativa que puede aportarnos mucha información, indudablemente. También es una forma de no exponerme al gran peligro que supone: como muchos adolescentes, podría “engancharme” y estar atada a redes sociales día y noche hablando de asuntos de importancia suma con amigos que he visto hace un minuto. No todo es tan extremo, claro está.

Partiendo de ahí: como en casi todos los artículos, voy a aportar argumentos tanto pensando que es inmoral como pensando que en parte es moral.

Te ves en la situación de que te apetece escuchar el disco de ese grupo tan estupendo que tanto te encanta con el que te pasaste soñando un mes después de asistir a su concierto. Te plantas en el fnac y te piden 20€, más o menos lo mismo que El Corte Inglés y otras tiendas. Tu paga es de 5€ semanales (a veces la abuela aporta un poco más, pero se ha ido al pueblo) y este mes tienes dos cumpleaños. Elige la opción correcta: comprarlo y que te echen a patadas en casa porque ayer te fuiste de compras y te gastaste un dineral y hoy les vas con este cuento, descargarte el disco entero o pedirle a un amigo que te lo grabe. Nada de padres enfadados, ya que has fichado un vestidito monísimo; no vas a molestar al amigo porque es un tío muy ocupado y está estudiando para ser ingeniero. ¿Qué nos queda? ¿Qué es lo más fácil?

Lo descargas y justo en ese momento el cantante del grupo cae en una gran depresión porque lleva toda la vida invirtiendo su tiempo en la música y no ha vendido ni un ejemplar. Con lo que le ha costado grabar el disco, presentarlo a la SGAE (pagando), que se lo acepten (cambiar la maqueta), ponerlo en venta… ¿Cómo puede ser? Si el concierto fue un éxito. Creo que tenemos la respuesta. Es un caso muy patético, los verdaderos seguidores del grupo se habrían comprado el disco.

Otro caso posible: te encanta una canción de estas pasajeras de la que no sabes ni el título ni el cantante. Puedes enterarte de ambos, pero seguro que no comprarás el disco.

Deseas con toda tu alma ver la peli que tantos Goya ha recibido. En el cine van a clavarte de lo lindo si pretendes comer palomitas y tomarte un refresco, así que vas a comprarlo en el chino de al lado y vas a meterlo de fuera. ¿No te apetece ir al cine? ¿Está muy lejos? ¡Viva la vagancia los domingos! Te pedirán alrededor de 20€, y a ti se te hincha la vena sabiendo que el CD en sí cuesta 30 céntimos y que podrías grabarlo en casa.

No digo que se cierren las descargas en Internet, sino que haya que pagar un precio (simbólico) por cada descarga. Todo lo que está a nuestro fácil alcance se menosprecia y se abusa de ello. Por ser gratis nos descargamos indiscriminadamente todo tipo de novedades. Si hay buffet libre, comerás hasta que no puedas más, y no porque estés más hambriento que de costumbre, sino porque es gratis.

Quizás el sistema podría consistir en que a más antigüedad, menos precio, es decir: una película de hace más de cinco años, un euro; una de más de tres, dos euros; una de este año, tres o cuatro euros. Así la gente seleccionaría más el material que descarga, está claro, aunque el precio sea módico. Yo me descargaría la película que estaba deseando ver.

Desde la tele y los personajes públicos se nos hace ver que, como todo el mundo roba, no está mal. Si roba Urdangarín, roban los políticos y roba la SGAE, ¿por qué nosotros no? Al parecer, no se te castiga demasiado. No robaría en una tienda ni a alguien que vea por la calle, pero parece que así, robando indirectamente a un pobre escritor o director, no es lo mismo.

Premiemos el esfuerzo, la inteligencia y el trabajo de los nuevos o viejos talentos. No es gratuito. Igual que si vas de compras pagas al diseñador, de esta forma pagas a los autores, y digo a los autores, no a intermediarios.

sábado, 11 de febrero de 2012

¿ABORTO A LOS 16: SÍ O NO?

Es un tema delicado el que se nos plantea. Incluso yo misma no sé si podré abordarlo en mi artículo porque ahora mismo se me escapa de las manos y casi no podría imaginar la situación y lo que haría si me ocurriera. Sólo sé que no me gustaría pero imagino que así se sentirán las chicas a las que les ocurre y, por eso, intentando desgranar esta situación y desde mi máxima ignorancia hablaré sobre este tema.
Estoy a favor de la nueva ley pero con una modificación: el aborto es una opción posible cuando eres menor de edad, pero con el consentimiento de los padres. A los dieciséis o diecisiete años yo la veo la más conveniente, porque lo más probable es que ese niño esté cuidado por sus abuelos y no por sus padres, ya que es muy posible que ni siquiera estén juntos (o que, sin más, no se acuerden el uno del otro) además de que ninguno de los dos está preparado.
 La parte de desavenencia es que una niña (porque lo primero que hay que tener en cuenta es que, mentalmente, todavía somos niñas inmaduras que no sabemos de la vida un pimiento) no está capacitada para tomar una decisión tan importante, y muchas eligen el camino equivocado sin tener en cuenta que, si no han sabido cuidar de ellas mismas, no sabrán cuidar de una criatura indefensa. Por eso creo que los padres deberían, además de estar al tanto, poder opinar sobre el tema. No es algo que se pueda tomar a la ligera y en esa decisión hay dos partes implicadas: por una parte la pareja y por otra los padres. Dentro de la pareja puede ser que la persona del sexo masculino abandone la situación que le viene muy grande y, como no es él el afectado puede desaparecer sin dejar huella (es una de las situaciones, no quiero decir que sea siempre así). La otra afectada es la chica que es la portadora del fruto de ambos. Ella sí tiene realmente un problema y ha de asumirlo. La última palabra la tiene ella. Por otro lado están los padres (generalizo de él o de ella).Serán afectados seguros puesto que su hijo/a no podrá valerse por sí solo en su vida posterior, con lo que ellos tendrán que participar en la asunción del cuidado del bebé y de la situación que generará este nacimiento. Por lo que, sin lugar a dudas, ellos también tendrán que dar su opinión que debe tener más peso incluso que la decisión de su hijo/a .
A pesar de lo complicado de la situación, aún en ambas decisiones, el resultado puede ser favorable para los jóvenes. En la opción del aborto, la pareja se olvida del problema y no ha de asumir la responsabilidad tan grande que se les avecina. Si por el contrario se acogen a la opción de tener al niño, con el apoyo de sus familias, éstas tendrán que cambiar su vida y acoger a otro hijo más. Además seguramente apoyarán para que, a pesar del incidente, sus hijos/as puedan seguir adelante con su vida , haciéndose cargo del nieto hasta que ellos puedan asumir su responsabilidad.
Si los padres tienen que guiarnos en todo, ¿por qué no en un asunto tan importante?
Mi opinión es que hay tiempo para todo. Hoy en día nosotros, los adolescentes, estamos adelantados, intentando vivir lo que no nos toca (pero el tema alcohol y demás lo dejo para otro artículo) y por tanto dejando vacías unas y sobrecargadas otras las etapas de la vida. Un adolescente necesita salir y vivir y explorar para después tomar las decisiones adecuadas y dieciséis o diecisiete años no cunden tanto como para saber cómo actuar con un bebé entre los brazos. Un niño te ata, te cohíbe, y eso es impepinable. Se madura con el tiempo y con las experiencias, sí, pero no se puede jugar con una vida. Seguro que si nos dieran un Baby born a todas las adolescentes para que lo cuidaran durante una semana, ni el 5% de ellas aguantarían. No estamos preparadas.. También es cierto que hay que pagar un precio, y es alto, por haber cometido este error. Hablo del hecho de abortar y de sentir morir algo dentro de ti. De pensar: hoy habría cumplido un año, dos, tres…
Claro está que, si lo tuvieras, en un futuro cuidarías de ese niño con un hombre que no sería su padre probablemente.
Yo diría que la mejor forma de prevenir el aborto es la información y no hacer las cosas a la ligera. Es algo fácil de decir y difícil de cumplir en nuestra edad pero yo creo que hay que intentarlo. A veces una acción ligera nos pasa factura de por vida y por eso hemos de querernos y actuar con precaución.


sábado, 3 de diciembre de 2011

Ser o no ser (bueno o malo), esa es la cuestión

Es complicada la pregunta que se nos plantea. En efecto, lo es. Sobre todo si no se conocen los límites que delimitan tan ambiguamente. Pienso que si te levantas un día y así, por las buenas, donas desinteresadamente todo tu dinero a una ONG, vas a tener una paz interior sin igual, pero te arrepentirás de ese día de inspiración divina en que te levantaste de buenas toda tu vida. Sin embargo, si a todo dices “no” tendrás un corazón vacío metafóricamente, e incluso estarás insatisfecho contigo mismo. Todo el mundo da lo que recibe y luego recibe lo que da o, por decirlo de otra manera, recoges lo que siembras. Así que haz las cuentas por esta regla de tres. Por nosotros mismos somos insuficientes y la unión hace la fuerza. Por las malas, las cosas no suelen salir bien.
Si eliges como opción la donación, una solución podría ser hacerlo poco a poco. No te dejes llevar por el ansia. A veces el hacer cosas buenas puede llegar a ser una adicción, casi como una “droga”, que empieza siendo blanda y puede convertirse en dura. ¿Y por qué hacemos esto si sabemos que no nos hace bien? Normalmente, para “quedar bien”, para no sentirnos egoístas por dentro, para no reconcomernos toda la noche por algo que no ha agradado al prójimo. Así, estos “drogodependientes” van perjudicándose con hechos dañinos para sí mismos, por ejemplo, quedarse sin cleenex, y estar resfriado. Pero, claro, después te da vergüenza pedir uno a alguien, y piensas: “¿por qué no se les pega un poco?”. Y estaría bueno pedirle uno a quien, a su vez, te lo ha pedido a ti cuando ves que éste tenía. De aquí sacamos el ya sabido “bueno, pero no tonto”, y ya a estos extremos para la persona con la que estábamos a buenas, lo somos. Y así, estos “drogadictos” pueden ascender a “camellos” y tú, al ver sus buenas acciones, intentas igualarlos o, incluso, superarlos (somos tan arribistas…), y acabas como ellos, logrando un círculo vicioso. Por lo tanto, si atisbas algo de buena intención en una persona ¡huye! Todo se pega menos la hermosura.
Sé que este texto no responde exactamente a la pregunta, pero argumenta mis variadas opiniones y, como no encuentro el porqué de ser bueno ni el porqué de ser malo, esto es todo lo que puedo sacar en claro: ser bueno o no depende de la situación en la que nos encontremos y las personas de las que estemos rodeadas. Hay que ser bueno si la buena acción nos sale del corazón y no tratar de quedar bien con todos. Hay que ser malo cuando se aprovechen de nuestra bondad.

martes, 1 de noviembre de 2011

A ti también te afecta

El pasado agosto cayó una losa sobre la enseñanza pública madrileña, y sobre todo, el progreso en general que nos distinguía del pasado.
El epitafio de la lápida decía: “ Me habéis malinterpretado: sólo me refería a los máster”. Probable es que me equivoque, pero a mí todo esto sigue respondiéndome al lema “ todo para el pueblo, pero sin el pueblo” . Me remonto al siglo XVIII , habiendo perdido tres siglos…
Al ver las noticias diarias y leer el periódico (ha colado, ¿eh?) me entran ganas de embutirme en el corpiño y la sobrefalda mientras me doy “ aires de grandeza” con mi abanico verde de fina puntilla…
Estos herederos de los DÉSPOTAS ILUSTRADOS me inspiran realmente, sí: sus esfuerzos por mejorar las condiciones de los más desfavorecidos me hacen estremecer.
Está claro que su “reforma”, o vulgarmente llamada privatización de la enseñanza y de todo lo que se les ponga por delante (absolutismo), no puede detenerla nadie.
Pero lo que ellos no saben... (¿Cómo van a saberlo teniendo en cuenta lo tenido en cuenta: la tal Sara que es Maga?) es que fracasarán , habiendo fracasado ya los tan ilustrados déspotas, porque no se puede “mejorar” en ningún aspecto sin mirar siquiera la “sociedad estamental” y el “ poder absoluto”. Lo mismo que un estudiante no puede avanzar en sus resultados académicos sin abrir el libro o coger apuntes o a un músico no lo harán solista si no monta su instrumento y coloca las alteraciones que se le escapan. Y a toda esta pieza, ¿qué podemos hacer el resto de los mortales? Los que no entramos en juego y queremos ganar la partida, los que no tenemos voz y queremos cantar muy, muy fortísimo el “color esperanza” modificado del que nos sentimos satisfechos, los que tenemos que ser sometidos como marionetas y queremos actuar en esta obra teatral…
¿Qué decimos de los que no tienen ropa verde? Yo sí sé qué hacer en ese caso: comprar esa maravillosa camiseta color “inocencia” con la que se están “forrando” a nuestra costa (piensa el ladrón que todos son de su condición…) que tantísimo les agrada e ir a todas las manifestaciones que nos sean posibles .Y aun cantando todos los gritos de guerra de las dichas con la voz desgarrada y haciendo todo el ruido que nuestros pitos son capaces, todos pensamos en algún momento: esto no sirve de nada. Nos desanimamos pensando que tiramos piedras al océano, que buscamos una aguja en un pajar. Y al instante siguiente recapacitamos y decimos: desde casa hacemos aún menos, si cabe. Ahí llega el momento culminante, el de: ¡si es menester, moriremos en el intento! Claro está que al llegar a casa te tomas una buena Lizipaina y mañana será otro día.